Preguntas que ayudan a profundizar en un personaje.
1. ¿Sufre algún cambio interno a lo largo de la historia? Piensa en el estado del personaje al inicio. ¿Es el mismo que cuando termina? Haz que no lo sea, que evolucione, para mejor o para peor, pero la acción ha de afectarle de alguna forma.
2. ¿Sufre algún cambio externo a lo largo de la historia? De la misma forma que cambia su personalidad, también debería cambiar su situación externa.
3. ¿Qué quiere? Tu personaje debe desear algo a nivel consciente, algo que le incite a actuar.
4. ¿Qué necesita? Al margen de lo que crea que quiere, hay otra cosa que el personaje necesita a nivel inconsciente, sin darse cuenta o sin atreverse a admitirlo, y es diferente a lo que quiere. Esta contradicción aporta profundidad al personaje.
5. ¿Qué consigue? Al final de la historia, ¿logra alguno de sus objetivos? ¿Cómo le afecta? Con la respuesta a esta pregunta puedes saber mejor cómo enfocar la evolución del personaje. Por ejemplo, si logra lo que quería en un principio pero no lo que necesitaba de verdad, puede darse cuenta de que estaba equivocado. Por lo tanto, aprende y mejora. Es una evolución.
6. ¿Cuáles son sus defectos, sus debilidades? Todo el mundo tiene fallos, miedos y puntos flacos. Si quieres que tu personaje sea creíble, más vale que los tenga también y, a ser posible, que tenga que enfrentarse a ellos. Que los supere o no ya depende de la historia que quieras contar y de cómo sea la evolución que quieras darle a tu personaje.
7. ¿Cuáles son sus fortalezas? Además de puntos débiles, el personaje también debe tener puntos fuertes que puede conocer o no. A veces los descubre y aprende a usarlos, a veces no y, de nuevo, fracasa. Pero tú como escritor sí tienes que saber cuáles son y es bueno que el lector los conozca también para que comprenda mejor al personaje.
8. ¿Cuál es su conflicto interior? He dejado esta pregunta para el final pero no porque sea menos importante, sino porque al responder a las anteriores será más fácil saberla. Todo buen personaje ha de sufrir un conflicto interior en algún momento de la historia; por ejemplo, un debate entre lo que quiere y lo que necesita, o una cuestión moral entre lo que persigue y lo que considera correcto. Este tipo de dilemas o de luchas con uno mismo son las que hacen a un personaje interesante, porque a través de su experiencia vivimos y aprendemos.
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