Perdidos
Hace
semanas que no veo a otra persona además de mi hermano Hansel. Me acuerdo
cuando vivía con mis papas y éramos felices, aunque no tuviéramos mucho dinero,
con esas pocas libras que conseguía mi papá era suficiente, todo fue perfecto
hasta que mi madre murió, mi papá nunca nos contó qué le pasó, por lo contrario
se molestaba si le preguntábamos.
Desde ese
día él empezó a beber, cuando llegaba estaba ebrio y le pegaba a Hansel.
Hasta que
una noche llego más tarde y mucho más ebrio que otras veces, esa misma noche él
entró a mi habitación y decidió quitarme lo único que jamás podría recobrar en
toda mi vida, mi virginidad, lo peor de todo es que a la mañana siguiente actuó
cómo si nada hubiera pasado en la noche, sino qué nos comentó que lo habían
despedido de su trabajo.
Pasaron
años en los que para conseguir dinero mi papá nos metió a trabajar a Hansel lo
puso de obrero en una fábrica, en cambio a mí me puso a vender mi cuerpo por
dinero, así eran todos los días.
Hasta que él
desposo a una muchacha de menor edad que él y de clase alta.
Un día
decidieron llevarnos de picnic, lo cual era un intento para deshacerse de
nosotros y empezar de cero con su nueva esposa, cosa que lograron.
Llevamos
alrededor de un mes en el bosque, en este lugar todo se torna lúgubre y extraño
a cada momento. Los primeros días nos encontramos con un arroyo lo seguimos
hasta un pequeña playa donde encontramos a un joven de no más de 25 años
hablado con un pez de tamaño medio le estaba hablando, “Dime, ¿Cuánto me amas sirena
mía?”, dejaba espacios de silencio, como si esperara respuesta alguna, “¡Enserio!
yo también te amo demasiado, que creo que jamás me alegaría de ti”,
volvió a dejar un silencio que lo corto el joven dándole un beso apasionado al
pez, “¡No me importa que mi familia no acepte que me he enamorado de una
sirena tan hermosa como tu mi princesa!”, en ese momento decidimos
alejarnos de ahí.
También esa
misma noche nos adentramos en el bosque y vimos a una joven de casi 18 años de
edad, siendo llevada por siete hombres de menor estatura a ella y arrastrada a
una cueva, se le notaba que era llevada contra su voluntad por como forcejeaba
y aun más evidente por sus gritos de ayuda.
Cuando
desapareció entre las oscuras sombras de la cueva, no fue al instante, pero en
cuestión de minutos se empezaron a oír gritos y gemidos provenientes de la
cueva, iba a ayudarla cuando mi hermano me detuvo y me dijo, “No creo
que sea buena idea hacer eso”, hizo una
pequeña pausa, “!No digo que sea mala tu idea, sino que tu intención es buena, pero la
situación no lo a merita¡”
Pasaron
unos días después de esa noche. Habíamos adelgazado mucho, nos encontrábamos
casi en los puros huesos apenas sí teníamos fuerzas para andar, pero
encontramos una casita de madera al poco tiempo de empezar a caminar, dentro de
ella se encontraba comida servida en una mesa empezamos a comer felices. Hace
mucho tiempo que no comíamos tan bien. Después de haber comido demasiado, nos
quedamos dormidos en la sala de estar, al despertar vi que había empezado a
oscurecer, me dirigí hacia Hansel, “Ya sé que anocheció, pero no te quería
despertar porque hace mucho tiempo que no dormíamos tan bien y en un lugar ten
cálido”, con esas simples palabras me hizo sentir como si mamá me
hablara y me reconfortará. Me volví a acomodar junto a él y me dormí.
A la mañana
siguiente desperté, pero Hansel no estaba a mi lado, un aroma delicioso atrapó
mi nariz y me dirigí hacia donde supuestamente está la cocina y encontré a
Hansel cocinando.
Después de
haber desayunado empacamos comida no perecedera y agua. Dejamos la casa con el
fin de salir del bosque.
Un par de
semanas después, cuando ya no quedaba más comida volvimos a la misma situación.
Paso alrededor de un mes y medio, y hace unos días que Hansel no me hablaba, en
realidad lo había empezado a cargar en mi espalda, en las noches tenía poco
tiempo para dormir, ya que los animales lo atacaban seguido.
Él había
empezado a oler mal y tenía algunas llagas con pus, así que yo tenía que
meterlo al rio para lavarlo.
Pasado unos
dos o tres días casi no tenía fuerzas para cargarlo todo el día, había decidido
dejarlo bajo un árbol y que me alcanzara al rato, cuando dejara de jugar al
niño pequeño, ya cuando llevaba una distancia razonable me detuve enfrente de
un pequeño riachuelo, levanté mi vista y logré apreciar una casa hecha de
caramelo y por lo que he visto durante mi estancia en este bosque, era algo
normal con todo lo que había pasado hasta ahora.
Cuando entré
dentro de la casita todo era al principio borroso y no tenia recuerdo alguno
del camino por el cual me había venido, pero en cuestión de tiempo todo mi
vista se aclaro y termine encontrándome con mi hermano Hansel sentado en un
sillón recibiendo comida de una ancianita muy amable por lo que veía, “Hermanita,
ven y siéntate a comer con nosotros”, dijo mi hermano haciendo un ademán
dándome a entender que era bienvenida por primera vez desde que nuestra madre
nos dejó.
Ya era de
noche y decidimos irnos a dormir, entré al cuarto que me señaló la ancianita y
antes de cerrar la puerta la escuche decirme, “Que duermas bien querida, mañana
será mejor para ti, lo siento por…”, eso me dejó algo desconcertada
acerca de lo que me había querido decir, vi mi cuarto y era de color azul
marino con toques de morado en los muebles, era maravilloso vi mi cama que era
morada en su totalidad y en la cabecera estaba escrito mi nombre ´Gretel¨ cuando me recosté escuche la voz de mi madre diciendo,
“Por
fin te tengo en mis brazos de nuevo, mi Gretel, te he extrañado mucho, pero
ahora los tengo a los dos”, empecé a llorar un poco, y comenzaba a
sentir mi cuerpo más ligero y libre, cerré mis ojos para seguir escuchando la
voz de mi madre y la de Hansel, “Gretel duerme, duerme, duerme…”,
escuchaba una y otra vez por parte de mi familia.
~Anciana~
A la mañana
siguiente, fui a ver a la niñita que encontré tirada cerca del arroyo, la
pobrecita estaba inconsciente y desnutrida, la traje para atenderla pero no
despertaba, pero seguía respirando, la llevé a un cuarto que le había pertenecido a uno de mis hijos,
pero ahora solo se encontraba una cama blanca, una mesa de noche a la derecha y
una cabecera de cedro pulida y sin ralladuras, era para que durmiera. Cuando
volví a entrar seguía dormida, la trate de despertar, pero no podía chequeé su
pulso y su respiración pero era demasiado tarde ella había fallecido, ni
siquiera pude saber su nombre.
En la noche
había hecho una pequeña tumba para ella, la enterré, y desde ese día voy a mi
jardín trasero para visitarla y platicar con ella, para saber que cuando me
valla al más allá, habrá alguien que me espere y me reciba allí.
Fin.
Alan Arvilla
Es tan interesante xDdXxDDD
ResponderBorrarKaren te puedes callar un segundo :'v
BorrarA numa:'v Que maldad we
Borrar-23 lince
Kha?
BorrarOh rayos xdxdxd
ResponderBorrarBuena historia alan!
ResponderBorrarExcelente historia 👌
ResponderBorrarMe gusto la redacción
ResponderBorrarSúper padre historia ✋🏻
ResponderBorrarBuena muy interesante
ResponderBorrarEsta muy interesante
ResponderBorrarEsta muy padre tu historia
ResponderBorrar